Hacia el final de su vida el pintor impresionista Pierre-Auguste Renoir declaró:
“el negro es el rey de todos los colores”. Si bien son pocas las similitudes entre el arte de Catalina Chervin y el de Renoir, su mutua dedicación al negro —el color
en sí y todo lo que representa en nuestro imaginario— resulta fundamental. Ambos se relacionan también con la histórica preocupación acerca de la “expresividad del negro” que se remonta ya a las cerámicas griegas de figuras negras de la Antigüedad y se prolonga hasta las muchas veces horrendas imágenes monocromas de los grabados o películas del expresionismo alemán del siglo XX en adelante.
El negro evoca ideas de maldad, muerte, pesadillas, la noche misma y su disolución final. Sin embargo, también remite a la suavidad del anochecer y al alivio potencial
del fin de los tiempos tal como lo conocemos. Existen momentos en la obra de
Catalina Chervin donde la línea gráfica y la evocación de mundos más allá de nuestra mezquina visión del cosmos permiten la aparición del color (a veces el rojo).
Pero durante décadas ha sido su apego al negro lo que ha marcado su obra.
Muchas de sus series donde la oscuridad está apenas esbozada o simplemente sugerida (como en la serie “Sobre la oscuridad” de 1999 en adelante) suponen una dedicación a las consideraciones filosóficas sobre el poder de los contrastes entre
luces y sombras (no solo en tanto colores, sino como fuerzas de la naturaleza) que
rigen nuestra conciencia colectiva.
Muchas veces intuimos que la oscuridad misma es el factor determinante en la
estética de Chervin. Las obras que se asocian con esas series, como “Realidades alucinadas” y “Sobre el Apocalipsis”, combinan líneas caligráficas, zonas muy saturadas de carbonilla o tinta así como trazos de negro que constituyen lo que llamamos “el vocabulario del negro” de la artista. Catalina Chervin ha logrado crear sugerencias magistrales sobre el aura de inquietud a través de su extraordinario manejo de “la reina de los colores”.
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Dr Edward J. Sullivan es profesor de Historia del Arte en el Instituto de Bellas Artes de la Universidad de Nueva York. Su extensa carrera incluye la enseñanza, la curaduría y la escritura sobre el arte del mundo hispano-portugués de ambos lados del Atlántico. Es el autor de unos treinta libros y otros tantos reconocidos catálogos de exposiciones sobre el tema. Las artes y la cultura visual de Argentina, Brasil, Cuba, México y Uruguay figuran entre los tópicos que ha tratado a lo largo de los años. Asimismo ha escrito numerosos ensayos y reseñas sobre la obra de Catalina Chervin. |
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